El uso común del término libido en la vida diaria se refiere al "deseo" o "impulso" sexual. Proviene del latín y se usa en la medicina y el psicoanálisis. En el área de la medicina, es especialmente utilizado para hablar sobre el deseo sexual.
Como comportamiento sexual, la libido es una respuesta a la atracción sexual, esa iniciativa y motivación que nos anima a tener relaciones sexuales. Sin embargo, una cuestión que debe tenerse en cuenta es el grado de volatilidad del deseo sexual, porque no es estable ni se mantiene en el tiempo.
El nivel de libido varía de persona a persona, e incluso varía mucho a lo largo del día, dependiendo de las características personales de cada uno, condiciones externas e incluso la frecuencia con la que tenemos relaciones sexuales.
Los cambios en la libido a lo largo del tiempo incluyen factores como ansiedad, problemas de salud, edad o dificultades interpersonales. Aunque tener niveles bajo de libido no es necesariamente un problema, cabe señalar que sí afecta las relaciones de pareja y la autoestima de las personas.
Independientemente del tu sexo o género, aquí compartimos algunos métodos que pueden ayudarte a elevar el deseo sexual:
Los trastornos de ansiedad o estrés son problemas comunes de la función sexual y la libido. Las personas que trabajan por largas jornadas, que tienen responsabilidades de cuidado u otros que generan estrés en su día a día pueden sentirse fatigadas, provocando una disminución el deseo sexual.
Estudios han demostrado que la depresión y la ansiedad pueden provocar dificultades para lograr o mantener una erección, reduciendo la libido y aumentando la disfunción sexual.
Dedicar tiempo para ti, practicar tus pasatiempos favoritos, comer bien, hacer ejercicio con regularidad, hablar con personas cercanas a ti o con tu terapeuta, son formas que pueden ayudarte a controlar la ansiedad y mejorar tu salud mental.
La comida juega un papel importante en el funcionamiento sexual. Una dieta equilibrada ayuda a estimular la circulación sanguínea y mejorar la salud del corazón, lo que es beneficioso para la libido. Consumir una dieta rica en verduras, baja en azúcar y alta en proteínas magras puede ayudar a prevenir algunas enfermedades que afectan la libido, como el síndrome metabólico y las enfermedades cardiovasculares.
Un buen sueño puede mejorar el estado de ánimo general y el nivel de energía de una persona. Cuando no dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo y mente no tienen el mismo rendimiento, lo que se puede notar en todos los aspectos de nuestra vida, incluido el sexo.
Investigaciones realizadas han observado que aquellas personas que tienen una buena noche de sueño afirman tener más deseo sexual al día siguiente, además de tener también una mejor excitación genital que aquellas que durmieron menos horas.
Para dormir bien por la noche, se recomienda dormir de 7 a 8 horas. Crea una rutina de sueño: puedes tomar un baño o una ducha caliente y luego meditar o leer un libro en la cama. También establece una hora para acostarse y despertarse, incluso los fines de semana.
Evidentemente, el ejercicio tiene amplios beneficios físicos y mentales y está directamente relacionado con el deseo sexual.
Por ejemplo: los entrenamientos de cardio pueden mejorar la calidad del orgasmo. Esto se debe al aumento del flujo sanguíneo que produce el ejercicio, lo que hace que la zona erógena sea más sensible. Hacer estos ejercicios aumentará la testosterona y la hormona del crecimiento, las cuales son esenciales para la libido, la excitación y el orgasmo.
O el yoga, sus prácticas de estiramiento y respiración reducen el cortisol y aumentan la oxitocina, reduciendo así el estrés. Cuando los niveles de cortisol son altos, pueden producirse desequilibrios hormonales.
Una forma de asegurarse de que el sexo sea un momento completamente íntimo y placentero es invertir tiempo en lugar de apresurarse. Por eso es tan importante considerar no solo la penetración o el coito, sino también los juegos previos.
El juego previo no comienza en la cama, sino cuando deciden tener un encuentro íntimo en pareja. Por ejemplo: si van a tener una velada romántica, el juego comienza desde el momento en que se despiertan ese día, lo cual se logra a través de pequeñas acciones. Puedes entrar con tu pareja en la ducha antes de ir al trabajo (sin incluir el sexo) o enviarle algún mensaje sensual durante la hora del almuerzo.
Dediquen un momento para escuchar música y bailar. Esta puede ser la introducción para comenzar a desnudarse lentamente. Los besos, las caricias, el contacto físico son parte del juego previo y ayuda a crear un ambiente erótico.
Además, pueden utilizar cosmetología erótica o juguetes sexuales, esto debe ser conversado en pareja, con la idea de que ambos puedan sentirse cómodos. Son los mejores aliados para extender los preliminares y salir de la zona de confort.
Al tener componentes tanto psicológicos como físicos, el deseo sexual se vuelve más complejo. Es por ello que el tratamiento de esta disfunción sexual supone no solo el diagnóstico correcto, sino también identificar su origen: puede ser un determinado fármaco, un tratamiento para una determinada enfermedad, un trastorno del estado de ánimo, o problemas de convivencia y comunicación con la pareja.
La terapia sexual es una estrategia eficaz porque son personalizados y guiados por expertos médicos, psicólogos o sexólogos que están preparados para diagnosticar y resolver cualquier problema sexual.
A medida que el cuerpo masculino envejece, los niveles de testosterona disminuyen en el cuerpo y esta es la causa más importante en la pérdida de la libido, ya que la testosterona es la encargada de regular la función sexual, de generar deseo y excitación.
Aunque el origen de esta disminución de la libido puede ser por otras causas, como una disfunción sexual, padecer enfermedades crónicas o trastornos mentales, como depresión, estrés o problemas de pareja. Dependiendo de la fuente del problema, se utilizará uno u otro método de tratamiento. Entre ellos: terapia sexual, psicoterapia, farmacoterapia o suplementos para la deficiencia de testosterona.
Al igual que el cuerpo masculino, el primer factor que afecta el deseo sexual femenino es la edad, cuando llega la menopausia, la cantidad de estrógeno producido en el cuerpo disminuye, por lo que su libido también disminuirá.
Sin embargo, el descenso del deseo sexual también involucra otros factores físicos y psicológicos, como el embarazo, la lactancia, los cambios hormonales, el estilo de vida, el estrés o los sentimientos. El tratamiento incluye terapia y educación sexual, farmacoterapia o terapia hormonal.
Si te preocupa la pérdida de la libido porque es un cambio que sucedió repentinamente y has intentado con otros métodos naturales, pero no han funcionado, consulta a tu médico.
Si se presentan otros síntomas, como presión arterial alta o dolor, si tu deseo sexual disminuyó luego de comenzar un nuevo medicamento o después de una cirugía, si esto te causa problemas serios en tu relación o tensión psicológica o el sexo resulta doloroso, te recomendamos visitar un médico.
El profesional de la salud puede revisar tu historial médico, realizar exámenes físicos y/o pruebas de laboratorio para ayudar a determinar la causa de tu pérdida de la libido.
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